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INFORMACIÓN SOBRE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS

ALT Jovén consumidor

ALCOHOL Y ALCOHOLISMO

                                                                 

 

     Nuestra cultura está muy familiarizada con el alcohol, casi como uno de sus acompañantes culturales más antiguos. Al rededor de esta droga legal se han construido mitos que no son totalmente ciertos como sus beneficios sanitarios.

Nuestro contexto normal y social puede ser considerado como mínimo abusador del alcohol, y si la mayoría de la población pudiéramos aceptar que no tiene con él una relación problemática, sí existe una minoría a cuantificar que sufre problemas relacionados con esta antigua sustancia.

 

En el Paleolítico superior (3.000 a. C.) ya existían recipientes rituales para el consumo especifico de vino. La cerveza se conoce desde Mesopotamia y, posteriormente se consumió en el antiguo Egipto. Griegos y romanos difunden el uso vinícola por el Mediterráneo, asociado al culto de Dionisio y Baco respectivamente. Ambas divinidades estaban vinculadas al éxtasis alcohólico y la sexualidad desinhibida. Los alquimistas árabes descubren la destilación (Väbir ibn Hayyän, 721-813). Y Ramón Llull (1233-1315) y Arnau de Vilanova (1238-1311) introducen el uso del alambí (instrumento que sirve para destilar) en la Europa cristiana. Pasteur por su parte (1882-1893) dará paso a la enología moderna.

 

Existen diferentes tipos de bebidas alcohólicas:

 

  • Fermentadas → Cerveza, vino... (históricamente muy antiguas)

  • Destilades → Vodka, Whisky... (con una historia muy reciente)

 

A partir de la dosis que se toma hay otras características que hacen que esta droga produzca diferentes efectos según la situación vital del consumidor:

 

  • Peso

  • Edad 

  • Volumen corporal

  • Sexo (a las mujeres les afecta más por razones metabólicas y por la distribución de los líquidos corporales)

  • Tener alimentos en el estómago (el alcohol se absorbe mucho más rápido estando en ayunas: los efectos aparecen y desaparecen antes. Después de comer se absorben de forma más lenta)

  • Nivel de tolerancia (tras una exposición repetida los efectos son menos intensos a igual dosis)

 

El cuerpo produce de forma natural una cantidad muy pequeña de alcohol, por este motivo existe un mecanismo para metabolizar y eliminar esta sustancia gracias a enzimas específica.

 

Los efectos del alcohol pueden ser perjudiciales para la salud. A pesar que muchos médicos transmitan que puede ser beneficioso, no hay pruebas inequívocas que lo sea. No hay ninguna evidencia científica para aconsejar a una persona abstemia que empiece a consumir.

 

Siempre supone un riesgo importante el consumo de alcohol si: se ha de conducir; exponerse a sufrir un accidente laboral; se está tomando medicación; no eres adulto; estás embarazada o tienes algún problema de salud.

 

 

Farmacología del alcohol etílico

 

Absorción:

  • Es soluble en agua y en lípidos

  • Se absorbe rápidamente a través de las mucoses del estómago y las porciones más delgadas del intestino delgado.

· Se distribuye de forma uniforme en el agua corporal.

· Una pequeña cantidad (2-10%) se elimina con la expiración y la orina.

· La mayor parte del alcohol ingerido se metaboliza en el hígado.

 

Como consecuencia de un exceso de activación en el hígado se generan unas transformaciones patológicas a nivel celular hepático, dando mayor concentración de lípidos en el hígado (esteatosis hepática), lo que aumenta el tamaño del hígado.

Si el consumo desmesurado continua las alteraciones estructurales en el hígado se harán irreversibles: Cirrosis (el 50% de las cirrosis no son causadas por el abuso de alcohol).

 

 

Trastornos metabólicos, neurológicos y psiquiátricos (en personas que abusen del alcohol)

 

  • Alteraciones de los lípidos en el hígado (denominado hígado graso).

  • Hipoglucemia (inhibición de la gluconeogenesi hepática, deterioro de la homeostasis de la glucosa inducida por los efectos del etanol sobre el sistema adrenérgico, estimulación de las células β).

 

  • Neuropatías:

    • Neuropatía periférica (afectación a nivel de las extremidades)

    • Afectación del nervio óptico.

    • Afectación del SNA: impotencia, palpitaciones, trastorno del esfínter, sudoración...)

  • Encefalopatías:

    • Síndrome de Wernicke-Korsakoff (déficit de tiamina (debido al consumo de alcohol).

  • Deterioro psicoorgánico

  • Trastornos psiquiátricos:

    • Alucinación alcohólica

    • Celotipia

  • Otros trastornos psiquiátricos asociados:

    • Trastornos depresivos

    • Trastornos por ansiedad

    • Insomnio

  • Problemas familiares, laborales y sociales

  • Accidentes de tránsito y laborales

  • Delirium tremens: síndrome metabólico de carácter también psiquiátrico que aparece ante el cese brusco del consumo en una persona adicta a la sustancia. Es la peor consecuencia del síndrome de abstinencia de esta droga.

 

Alcoholemia

 

Consumo sano a consumo de riesgo:

 

  • > 280 gr. de alcohol puro por semana en ♂ adultos sanos (40 gr./diarios)

  • > 180 gr. de alcohol puro por semana en ♀ adultas sanas no embarazadas (24 gr./diarios)

 

Hasta estas cantidades sería considerado sano el consumo siempre que no haya contraindicaciones debido a enfermedades (diabetes, epilepsia, trastornos psiquiátricos) o tratamientos en curso (psicofármacos...).

Estas cifras indican a partir de qué momento el consumo de bebidas alcohólicas es un riesgo. Es a partir de ese punto que se aconseja se modere el consumo o de lo contrario aparecerán problemas. En esos momentos puede no haber dependencia si la persona está capacitada para dejar o reducir el consumo por si misma sin grandes dificultades. Si continua consumiendo a pesar de conocer los riesgos que entraña para su salud psico-socio-económica, el tratamiento psicológico y farmacológico que será necesario e incluso urgente.

 

Si la persona consume por debajo de los niveles considerados como consumo de riesgo, no se aconseja que se deje de tomar, salvo que cambie el comportamiento del consumidor sin tener en cuenta la cantidad de alcohol ingerido. Sí se desaconseja a los menores de edad y a las mujeres embarazadas.

 

 

Síndrome alcohòlico fetal (SAF)

 

Fue descrito por primera vez por Jone y Smith (1973) y consiste en la exposición del feto al alcohol puede comportar dificultades graves en el desarrollo del niño.

 

El síndrome incluye:

  • Retraso de crecimiento pre-post natal; disfunción de la conducta; bajo nivel intelectual; malformaciones del craneo o del cerebro.

  • Fisonomía característica: Fisuras palpebrales cortas; labio superior delgado, parte media de la cara alargada y aplanada.

  • Se estima una incidencia de 1-3 casos por cada 1000 nacimientos.

 

Las consecuencias negativas de la exposición al alcohol en el feto pueden aparecer en todos los niveles del consumo, por este motivo se desaconseja el consumo a cualquier nivel.

 

 

Consecuencias del consumo perjudicial/abuso (frecuente motivo de consulta manifiesto)

 

  • Trastornos digestivos → Trastornos motores del esófago, gastritis, hemorragias digestivas, cáncer de estómago, diarrea, mala absorción de nutrientes (vit. B), pancreatitis aguda y crónica, esteatosis, hepatitis alcohólica y cirrosis.

  • Trastornos cardiovasculares → Arritmias, cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, accidentes cardiovasculares...

  • Trastornos hematológicos

  • Trastornos osteomusculares → Miopatías, osteoporosis

  • Trastornos metabólicos

  • Infecciones

  • Cáncer

  • Trastornos neurológicos y psiquiátricos

Características del Sindrome Alcohólico Fetal

RIESGOS DEL CANNABIS

       El THC es el principal principio activo del cannabis de los más de 140 que contiene la planta. Es la abreviatura de “tetrahidrocannabinol”. Éste es un cannabinoide psicoactivo de la planta Cannabis Sativa. Las plantas de cannabis lo contienen en semillas, en los tallos y en la flor. Ya sea consumido en hatchis o en marihuana, ambos formatos inhalados normalmente, tiene unas características que lo alejan muy poco de las drogas denominadas duras por los efectos que provoca, y tampoco dista mucho del amparo y la permisividad de la que goza el alcohol en nuestra sociedad.

El primer distintivo que tiene como sustancia es el efecto neuronal que provoca en el sistema nervioso central. Si en otras sustancias se han estudiado sus efectos ubicándolos para cada una de ellas en un lugar determinado, por ejemplo el alcohol en el cerebelo y la cocaína en el lóbulo prefrontal, el THC especialmente como consumo de marihuana a largo plazo provoca activaciones en todo el neocórtex, desde el frontal al occipital pasando por el resto de circunvalaciones. Además, tiene una especial afectación en las capacidades cognitivas de atención y memoria, dándose daños severos que tardan más en mejorar cuando el sujeto se pone en abstinencia que con el resto de sustancias psicoactivas.

     La segunda característica propia que la convierten en una sustancia no blanda es la tardanza que necesita el organismo para su eliminación, una media de 30 a 40 días dependiendo del índice de grasa corporal que tenga la persona. Las moléculas que componen el principio activo se adhieren al tejido diposo y son de más difícil eliminación por la orina y la sudoración que la cocaína por ejemplo, que tarda entre 24 y 48 horas. La traducción de esta característica es que los efectos del consumo como el embotamiento y el enlentecimiento son más prolongados y tardan más en volver a un funcionamiento basal. Hemos de imaginar a nuestro organismo como un ente inteligente que busca lo que necesita y se acostumbra a ello. Un organismo que durante 40 días va agotando las reservas que tiene de THC para su funcionamiento neuronal pasará a una abstinencia marcada por un síndrome amotivacional marca de la casa, que se define por una importante apatía en la persona para iniciar actividades y especialmente para mantener la motivación y la constancia en seguirlas en el día a día.

     Otra característica propia en esta sustancia es su capacidad para ser una droga vehicular. Esto significa que hace de vehículo para consumir otras sustancias. Si recuerdas la vieja advertencia de las abuelas que decían que se empezaba por los porros y se acababa en otras cosas…pues no les faltaba del todo razón. Es un potenciador de otros consumos asociados como nicotina y cocaína, y de otras conductas como adicción a los videojuegos. Ocurre algo parecido con el consumo vehicular del alcohol que acerca a la persona especialmente si tiene problemas de adicción al consumo de cannabis y cocaína a la vez que potencian las conductas de riesgo en relación a la conducción y al sexo por poner un ejemplo.

     Por ende destacar la permisividad social que tiene el consumo de THC en nuestra sociedad actual, donde los más jóvenes tienen una percepción muy escasa del riesgo que supone un consumo temprano de esta sustancia. Pocos saben que potencia en mucho el poder tener un brote psicótico, más probabilidades hay cuanto más temprano cronológicamente hablando es la primera vez que se fuman un porro. Y tampoco creo que sepan que durante muchos años hemos sido el segundo país de la comunidad europea en consumo de THC y el primero en fracaso escolar. El Dr. Miquel Casas, antiguo director de la unidad de psiquiatría de Vall d’Hebron en Barcelona ya concluía que esta coincidencia no era tal sino que tenía más bien una relación causal.

https://www.lavanguardia.com/lacontra/20140616/54409978631/fumar-marihuana-lleva-al-fracaso-escolar-y-a-la-psicosis.html

     Acabar diciendo que el potencial adictivo y los efectos de la marihuana actual poco tienen que ver con la que fumaron hace 60 años las generaciones hippies que iniciaron el consumo en occidente. Durante años se han ido seleccionando las semillas que tenían más THC y buscando unos efectos concretos que han dado como resultado que cada generación entra en contacto con un formato de droga más potente que la generación anterior. Los jóvenes por tanto no están ante un lindo gatito para acariciar cuando van al parque, si no más bien ante una pantera que ha estado en ocasiones genéticamente alterada para tener más efectos neuronales.

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