SOBREXIGENCIA Y TCA
- Alexander Tomé
- 21 mar
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Con el paso de los años la presión por alcanzar metas cada vez más altas ha crecido exponencialmente. La sobrexigencia, ese impulso por hacer siempre más y mejor, puede ser un motor de éxito, pero también un factor de riesgo para la salud mental. Esta presión constante no solo afecta el rendimiento académico o laboral, sino que puede influir en el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Estos trastornos como la anorexia, bulimia o el trastorno por atracón están íntimamente ligados a una compleja relación entre la percepción de uno mismo, la baja autoestima y las expectativas que la sociedad impone.
En un mundo donde el éxito y la perfección son ideales que se promueven constantemente, las personas pueden sentir que no son suficientes si no cumplen con estos estándares. Esta percepción de insuficiencia puede generar una sensación de falta de control sobre la vida y una necesidad de encontrar algo que sí se pueda controlar, como la alimentación.
La sobrexigencia es un fenómeno que se refiere a la presión que una persona siente para alcanzar estándares elevados de desempeño en diversos aspectos de su vida. Puede provenir de expectativas externas, como las de la familia, los amigos o la sociedad, o de expectativas internas autoimpuestas. En muchos casos, estas expectativas son poco realistas y se centran en la perfección idílica, creando un entorno de estrés constante.

Con el auge de las redes sociales y la cultura del “éxito a toda costa”, muchas personas, sobre todo los jóvenes, sienten que deben estar a la altura de un modelo idealizado de éxito. Esta presión excesiva puede generar una ansiedad insostenible que, en ocasiones, se manifiesta en trastornos de la conducta alimentaria. Muy ligado a esto, la baja autoestima es un factor de riesgo común en personas que desarrollan TCA, ya que muchas de ellas tienen una imagen corporal distorsionada y creen que su valor está ligado a su apariencia física o a su rendimiento. La sobre exigencia refuerza esta idea al hacer que las personas busquen validación externa constantemente, generando un círculo vicioso donde el miedo al fracaso y la autocrítica constante aumentan el riesgo de desarrollar comportamientos alimentarios problemáticos.
La evidencia científica ha demostrado que quienes padecen TCA suelen presentar niveles elevados de autoexigencia, perfeccionismo y una tendencia a la comparación social (Canals y Arija-Val, 2022; Galarsi et al., 2009). Todo esto, sumado a una autoestima frágil, puede hacer que recurran a la restricción alimentaria, el atracón o las conductas compensatorias como una forma de lidiar con su malestar emocional. El impacto emocional de la sobrexigencia no se limita solo al estrés y la ansiedad; también está relacionado con trastornos como la depresión, la baja autoestima y la sensación de insuficiencia. Las personas que se sienten constantemente presionadas por cumplir expectativas poco realistas pueden desarrollar una percepción negativa de sí mismas. Este sentimiento de insuficiencia puede llevar a intentar alcanzar ideales corporales o de éxito a través de conductas extremas, como las que se observan en los TCA.
La prevención de la sobrexigencia y, por ende, de los trastornos de la conducta alimentaria, pasa por aprender a poner límites y a cuidar la salud emocional. Estrategias que ayudan a esto puede ser el hecho de fomentar la autoestima, trabajar en una autoimagen positiva y desvincular el valor personal de la apariencia física o el rendimiento académico y profesional. También es fundamental establecer metas realistas y aprender a aceptar que no es necesario ser perfecto para ser valioso. Buscar apoyo psicológico puede ser clave para aprender a manejar la sobre exigencia y prevenir el desarrollo de TCA, así como evitar la comparación constante desarrollando un pensamiento crítico hacía el contenido de las redes sociales que promueven ideales inalcanzables de belleza y éxito. Si se perciben signos de trastornos alimentarios o de sobrexigencia extrema, tanto psicólogos/as como nutricionistas puede ayudar de manera profesional a abordar el problema desde una perspectiva integral.
La sobrexigencia y la baja autoestima son factores de alto riesgo en el desarrollo de los trastornos de la conducta alimentaria. Si bien es natural querer alcanzar metas y mejorar constantemente, es fundamental reconocer la importancia de cuidar nuestra salud emocional y mental. Aceptar nuestras imperfecciones y aprender a gestionar las expectativas externas e internas es clave para mantener un equilibrio saludable y evitar caer en patrones destructivos
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Canals, J., & Arija-Val, V. (2022). Factores de riesgo y estrategias de prevención en los trastornos de la conducta alimentaria. Nutrición Hospitalaria, 39(SPE2), 16-26.
Galarsi, M. F., Ledezma, C., De Bortoli, M. Á., & Correche, M. S. (2009). Rasgos de personalidad y trastornos de la conducta alimentaria en estudiantes universitarias. Fundamentos en humanidades, 10(19), 157-165.
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